domingo, 28 de noviembre de 2010

La playa de Biarritz

A poca distancia en coche desde Donostia, nos encontramos con un rincón francés perfecto para pasar un día de playa. Con cierto sabor español en el aire esta ciudad vive a caballo entre los miles de donostiarras, guiris y franceses que pueblan sus calles.

Es espectacular su playa inacabable donde miles de personas disfrutan de un agua congelada y azul hasta el extremo que permite ver claramente que no se trata del mediterráneo sino del salvaje Cantábrico con sus olas y mareas.


Dirigiendo la orquesta a pie de playa nos encontramos el Casino de Biarritz. Pero el verdadero tesoro de esta ciudad se encuentra justo enfrente, en su playa y su puerto. En el extremo derecho de ésta vigila incansablemente su faro, al que es difícil llegar andando pero que podemos admirar desde lejos.


Y mi lugar favorito se encuentra a la izquierda de la extensión de arena. Un peñasco y un puerto forman un paisaje de cuento que he visitado muchas veces y quiero seguir visitando. La vegetación, las rocas y los barcos dan "alma" a un lugar en el que los niños buscan cangrejos y los jubilados pasean mecidos por el aire marino. Algo tiene este nexo entre San Sebastián y Biarritz para que también atrajera a Hemingway en su novela "Fiesta".


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