lunes, 13 de diciembre de 2010

Vistas desde la Almudena

Una de las tradiciones que me encanta es la de salir a pasear por el centro de Madrid en Diciembre a pasar frio y ver las calles más castizas. Este año decidimos juntarnos unos cuantos a ver el museo de la Catedral de La Almudena y ver las vistas desde su terraza, pero la historia empieza abajo, junto al Palacio Real.

No voy a daros una clase de historia porque ni la sé ni puedo ganar a la Wikipedia, pero sé que no puedo morirme sin entrar a visitar el Palacio Real que tantas veces he visto por fuera y que ninguna he visto por dentro. Pero hasta que cumpla este reto personal os dejo las fotos de su fachada y patio, tan lleno de historia y por desgracia casi conocido únicamente por el paseíto en la boda del Príncipe.

Vistas del Palacio Real desde el Balcón de La Almudena.
Palacio Real de Madrid.

Una vez juntos todos los improvisados turistas que habíamos quedado allí, nos damos la vuelta y vemos una fachada que poco tiene que ver con las grandes catedrales de España como Burgos, León o Santiago. Digamos que La Almudena es algo así como una Iglesia normal en una ubicación especial, pero arquitectónicamente, a mi humilde entender, está más cerca de un supermercado que de una maravilla del mundo.
 Fachada de La Catedral de La Almudena.
Torres de la fachada de La Almudena vistas desde su azotea.

El museo es una subida constante de escaleras mientras te rodeas de todo tipo de vestiduras papales, de cardenales, mitras, cálices, etc... Es curioso y didáctico. Desde luego no esperéis nada inolvidable, pero si son parte de nuestra historia y de la historia de Madrid y España, y por lo poco que cuesta verlo merece la pena. Además, si vivís en Madrid os harán un descuento en la entrada.

Lo realmente impactante llega al final de la escalera, cuando te asomas a una barandilla y ves (si las grúas lo permiten) el techo de Madrid. Son casi 360 grados de vistas, tejados, torres, paisajes y calles que se pierden en el infinito. Un plano de Madrid en primera persona.

Vistas del Centro de Madrid desde la azotea de La Almudena.
Vistas de Madrid y del Seminario desde La Almudena.

Junto a vosotros, ahí arriba estarán los eternos acompañantes de estas alturas: peregrinos, Quijotes y Sanchos, Santos... todos de piedra fría e inmóviles, sin vértigo ni prisas.


Una vez terminada la visita a la azotea y el museo, podréis visitar el interior de la Catedral. De ahí paseando a las calles del centro, con sus luces navideñas, sus ríos de gente, sus escaparates, calles antiguas, edificios enormes y casas pequeñas, la Plaza Mayor, el Mercado de San Miguel, la Puerta del Sol, la calle Arenal, y tantas cosas de visita obligada que mejor, en vez de un día, le dedicáis varios y así no os dejáis nada de lo que luego os arrepintáis. 

Espero que para mi no quede un año hasta el próximo tour castizo.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Dononstia - San Sebastián

Con la nieve cayendo ya sobre Madrid, por fin doy por terminada con estas líneas mi descripción de los días que pasé en San Sebastián con mi familia en verano, disfrutando de la Semana Grande como cada Agosto y volviendo a visitar cada rincón de la ciudad que me vio nacer.

Lo que aquí os pongo hoy es un conjunto de fotos y lugares que no he enseñado en las anteriores entradas y que me veo obligado a no dejar de lado.

Empiezo mi visita por el puente de la Zurriola, esa última pasarela sobre el río Urumea que deja a un lado la Avenida, al otro el Kursaal y frente a nosotros la desembocadura del río que por fin llega al Cantábrico.

 Vistas de la desembocadura del Urumea desde el puente de la Zurriola.

A su izquierda llegamos a la Parte Vieja de San Sebastián, un entramado de calles donde las tiendas de turistas y los bares de pintxos pelean por cada esquina. Pasear por esta zona y entrar a probar los pintxos y mejillones pasando por la plaza de la Constitución o visitando la Iglesia de Santa María es una gozada imprescindible tanto para guiris como para donostiarras.

Balcones de la plaza de la Constitución.

Calle Mayor de la Parte Vieja. Se puede observar el Buen Pastor al fondo.

Tras atravesarla llegamos al puerto y las escaleras que nos llevan al monte Urgull y el paseo del cura, dejando por debajo de nuestras cabezas la Parte Vieja y disfrutando de otras vistas maravillosas de la Bahía y la ciudad entera.

Tejados de la Parte Vieja. Desde el Paseo del Cura.

Recreación de los cañones que antaño vigilaban la Bahía de La Concha.
Vistas de Santa Clara e Igueldo desde los miradores del monte Urgull.

Bajando hacia el centro y siguiendo la Calle Easo llegamos a la parroquia del Buen Pastor. Esa Catedral que quizás no sea la más bonita ni la más grande del mundo, pero es en la que me bautizaron, en la que fui a catequesis e hice la comunión, y a cuyos jardines me llevaba mi madre a jugar cada día al salir de Marianistas.

Fachada princiapl de la Catedral del Buen Pastor.

Volviendo por la Calle Hernani llegamos por fin al paseo de La Concha. La Playa por excelencia de San Sebastián, cuya barandilla forma parte de cuadros, fotos, recuerdos y colgantes... Que en verano se llena de turistas luchando por huecos imposibles, flanqueada por Urgull e Igueldo, vigilada por Santa Clara y habitada por títeres, paseantes y bañistas.


Tal y como decía al principio, aquí termina mi descripción de las vacaciones que un año más pasé en Donosti, disfrutando de la familia y las fiestas, de una Semana Grande o Aste Nagusia que seguro volverá en el 2011 con más fuegos artificiales, gigantes y cabezudos, conciertos y comidas familiares.



viernes, 3 de diciembre de 2010

Igueldo y Chillida

Hoy me toca mostraros otros dos lugares con encanto de San Sebastián.

Empezamos la visita en la falda del monte Igueldo, en la parte izquierda de la Bahía de la Concha. Entre árboles y aún a poca distancia de la playa está la estación del funicular que nos llevará hasta lo alto del monte.


Desde que era un mocoso que no levantaba dos palmos del suelo recuerdo este medio de transporte que se ha convertido en una seña de identidad de la ciudad, y desde entonces no recuerdo que haya cambiado lo más mínimo. Por poco dinero compramos los billetes de ida y vuelta, a sentarse y disfrutar de la subida entre los árboles de Igueldo. Procurad poneos en el primer compartimento si queréis tener las mejores vistas.


Una vez arriba nos encontramos con un hotel y un parque de atracciones. El hotel no lo conozco por dentro, pero el parque de atracciones sigue tan igual como el funicular, así que tampoco os imaginéis un Port Aventura o un parque temático a lo grande. Pero si buscáis un lugar entrañable con unas vistas inigualables entonces tenéis que ir. Desde los miradores podéis ver la Bahía entera, con La Concha, Santa Clara, Ondarreta... Y no os olvidéis de montar en la "Montaña Suiza", que asusta con su traqueteo que aparenta desmontarse en mil cachos y que os mostrará unas vistas del otro lado del monte Igueldo que compiten con las primeras.


Una vez abajo llegáis a otro de mis lugares favoritos de Donosti: El Peine del Viento. Se trata de una escultura de Chillida, bueno, tres esculturas clavadas en las rocas y ubicadas en la base del Monte Igueldo, en el extremo de la playa de Ondarreta. Es un lugar de esos "con alma" en el que fotografiarse, sentarse y disfrutar. Especialmente en esos días de mareas vivas en las que las olas escupen su agua por los sumideros del suelo llenando de magia este rincón.