miércoles, 30 de junio de 2010

Mi primer viaje a Londres. Día 3 (Los crímenes de Oxford)

Después de dos días dando vueltas por la capital teníamos ganas de salir fuera. Elegir era difícil, y entre las opciones estaban Brighton, Cambridge, Oxford, Leeds, Windsor... Al final nos decantamos por una de las dos grandes universidades: Oxford. Así que el Lunes temprano cogimos el tren en Horsham y dos horas después estábamos en una de las capitales del mundo universitario.
Lo primero que llama la atención al salir de la estación es un enorme parking de bicicletas. Al ser una ciudad tan pequeña y poblada de estudiantes, la bici se convierte en el mejor medio de transporte: del college a la cafetería, de la cafetería a la biblioteca...
Nosotros no disponíamos de una para nosotros, así que tocaba andar. Esquivando a miles de turistas fuimos dejando atrás la avenida principal, llena de Starbucks, tiendas de comida, librerías y un ambiente mucho más animado de lo que cabe esperar en una ciudad de estudiantes.
Cuando desaparece tanta tienda moderna y tanta tienda de regalos para guiris (he de reconocer que caí y acabé comprándome la sudadera de la "Oxford University") llegas a la zona de los colegios. Donde las casas y los edificios son muchísimo más clásicos y la arquitectura  se agranda hasta que quedas rodeado de enormes edificios en los puedes ver entrar y salir estudiantes agarrados a sus libros.
Lo que hay que entender de los famosos colegios de Oxford es que no son simples residencias de estudiantes. Los universitarios hacen su vida en esos edificios; son todos independientes y cada uno imparte sus clases y tiene sus comedores y dormitorios, aunque a la hora de examinarse todos deben acudir al centro determinado (vestidos con el traje oficial para las pruebas). Por eso, la hora de la comida no es buen momento para tratar de entrar en el Christ Church ya que estaba el comedor cerrado y tocaba esperar a que terminaran de comer. Así que mientras tanto, nos recorrimos sus jardines: como podéis ver son los "típicos" jardinicitos pequeños que cualquiera encontraría en su campus.

Como aún teníamos un par de horas libres por delante nos dirigimos al Magdalen College, el centro en el que estudiaron Oscar Wilde y C.S.Lewis. No impresiona tanto como el Christ Church pero no dejan indiferente sus capillas, vidrieras, comedor, y por supuesto, el extensísimo jardín donde algunos estudiantes aprovechan para hacer deporte.
Una vez visto el Magdalen College ya sí teníamos tiempo para ver el Christ Church. El más conocido de los centros de la ciudad y también el más grande. En él han estudiado escritores famososo como Lewis Carroll, y también en él se inspiró J.K.Rowling para el colegio Howarts de Harry Potter. La visita se divide básicamente en tres partes: El comedor, el jardín, y la iglesia.
El comedor es una gran habitación a la que únicamente le faltan Dumbledore y los colores de Gryffindor. Rodeado de cuadros y con una ambitentación muy clásica aún se podía notar el olor de la comida que acababan de servir.
La capilla es más grande que algunas iglesias. Con varios altares, sepulcros y vidrieras se te puede ir el tiempo admirando cada esquina, detalle y rincón con historia.
Y finalmente sales a un amplio patio de cesped donde únicamente puedes hacerte fotos en uno de los lados. Al resto del recinto te prohíben la entrada unos amables señores de bombín que no querrán romper la concentración de los estresados estudiantes.


En fin, el día acabó con esta visita, y todavía teníamos dos horas y media de viaje hasta nuestro punto de partida en Horsham. Si queréis ver más fotos de esta visita las tenéis, igual que para todas las entradas, en mi flickr.
Sé que ya es tarde para conseguirlo, pero ahora sé que en mi próxima vida quiero ser un estudiante de Oxford.

miércoles, 23 de junio de 2010

Mi primer viaje a Londres. Día 2.

Tras muchos días seleccionando y preparando fotos, por fin consigo tener lista esta entrada, sobre mi segundo día en Londres....
Con los pies molidos aún del paseo del Sábado, llegamos a una estación de tren cerrada por "Engineering Works", lo que vino a ser un "cerrado por mantenimiento" y un "te toca ir en autobús", lo que me permitió conocer la sensación de ir por la izquierda en una carretera.

Algo más tarde de lo esperado llegamos al Candem Market, una especie de Rastro (pero para guiris) donde puedes comprar desde camisetas graciosas hasta comidas del mundo, pasando por millones de  tipos de donuts o maletas. Muy raro y bonito todo, y con una concentración de españoles asombrosa (parece que nos unen los mercadillos).
Sobre todo es interesante la parte de los establos, donde convirtieron una antigua zona para caballos en un mercadillo con productos más tradicionales y antiguos. Algo así como un mercadillo de reliquias a cubierto, ambientado con el olor del curry y el chili.
Tras muchos codazos, empujones y rollitos de primavera, cogimos el metro camino del famoso British Museum. Aquí hago una pausa para hablaros del "underground". Es algo así como el madrileño, pero hace 20 años, oscuro y sin accesos para minusválidos (ya echaréis de menos Madrid 2012).
 
Y aquí empieza el viaje por la cueva de Alí Babá y los cuarenta ladrones. Una  oda a lo ajeno. Algo así como "lo que nos hemos ido trayendo de todos los países en nuestra historia".

Una vez estás dentro puedes sorprenderte con las enormes estatuas, figuras, mosaicos... Griegos, egipcios, persas, chinos, indios. Algo que a mi parecer debía estar en sus países de origen. Lo malo es que te intentan convencer de que, en vez de llevarse riquezas que permitirían a los países extranjeros generar recursos para cuidarlas ellos mismos, te intentan hacer verles como los Mesías de la cultura, los salvadores de lo que se perdería fuera de sus manos... En fin, cruza la entrada y dí: "Ábrete Sésamo".
Con un empacho cultural y unos pies molidos, de nuevo al metro; ahora con dirección a Picadilly Circus y la zona del Soho y Carnabby Street: Calles llenas de gente, anuncios de Coca-Cola, Apple, H&M, Zara y otras más que me cobrarían sólo por mencionarlas. Restaurantes, StarBucks y millones de sitios donde dejarte tus libras. 
Tras esto, bajamos andando camino de la zona del Parlamento, y de paso nos cruzamos con Downing Street. La famosa calle donde vive el Primer Ministro. Si pensáis haceros una foto en la puerta id desechando la idea. Como mucho veréis a lo lejos, y a través de una valla, lo que parece ser la entrada que se ve en la TV. Decepción al canto.
Así que seguimos andando dejando atrás a tanto policía y llegamos a la Abadía de Westminster. Donde si eres Reina te dejarán casarte, y si no, a sacarte fotos. Es bonita y enorme, pero nada que envidiar a otras catedrales. Os dejo una foto de la "Abbey" y otra de un centro metodista que hay junto a la entrada.
Nada más cruzar la calle desde aquí estás ya a orillas del Támesis, junto al Parlamento y el Big Ben. Un consejo, no os dejéis llevar por los impulsos de ver rápido la torre del reloj y dad la vuelta al Parlamento. Impresiona su arquitectura y tamaño, y ojalá hubiese sido verano para poder ver el interior; quedará para la próxima.
Y ahora sí, ya tocaba ver el Big Ben. Es aún mejor que en fotos o televisión. Cuando lo ví me dí cuenta de que estaba viendo uno de esos símbolos mundiales, como lo es la Ópera de Sidney, La estatua de la Libertad o la Torre Eiffel. Acompañado por el Parlamento, el London Eye (la famosa Noria de Londres) y el Támesis me habría quedado horas sacando fotos.
Pero antes de nada había que cumplir con un objetivo personal un tanto friki. En la estación de tren hay una réplica de la pared que atraviesan en la película de Harry Potter para coger el tren a Howarts. Necesitaba esa foto, y Tamara más que yo (mi hermano y mi cuñada ya la tienen de hace tiempo, así que no soy el más friki).
Y después de la foto de rigor empujando el carrito tocaba volver de nuevo al Big Ben. No quería irme de Londres sin mis fotos nocturnas. Espero que os gusten.
Y aquí acaba el segundo día. El próximo relato nuestra excursión a Oxford, pero antes teníamos que volver hasta Horsham, y por en medio quedaban nuestros queridos "Engineering Works".

sábado, 12 de junio de 2010

Mi primer viaje a Londres. Día 1.

Por fin! Ya tenía ganas de pisar suelo inglés y conocer Londres, así que ahí estábamos comenzando una semana de turismo por la ciudad de Shakespeare, Churchill, los Reyes y Reinas británicos, Lady Di y tantos otros. 
Lo primero que descubrí ese que, si quieres conocer Londres y los alrededores en tan sólo 5 días, prepárate para patear mucho y no parar.
Cuando bajamos del tren que nos iba a traer desde Horsham (Hosham pa los ingleses) nos encontramos con los dos primeros tópicos ingleses: su lluvia y sus taxis. Esos "black cabs" que inundan la ciudad con su aire tradicional decorado por la publicidad que cubre a todos y cada uno de ellos y que más adelante este mismo día volverían a cruzarse en mi camino.
Al llegar a Buckingham teníamos la duda de si podríamos ver el cambio de guardia; estaba lloviendo y quizás eso provocaba el primer fiasco en el viaje. Por suerte la lluvia aguantó, aunque el cambio de guardia nos lo perdimos igualmente ya que estaban ensayando para el próximo cumpleaños de la reina. Para nosotros casi mejor, vimos lo mismo pero más cerca. Eso sí, como ejército serían grandiosos, pero desde entonces se les ha olvidado desfilar, ¡qué poca coordinación!

Una vez dejado atrás el Palacio y las miles de personas que se congregan allí, continuamos andando para llegar a Trafalgar Square, con la National Gallery presidiéndola y los enormes leones del centro. En este momento sí que tengo que dar las gracias a la lluvia ya que dejó unas fotos muy chulas y evitó que la gente que aglomerara tanto como el siguiente día que pasamos por aquí.
Tras horas y horas en la National Gallery viendo cuadros (lo siento, aunque trato de prestar atención los cuadros no son lo mío) nos fuimos hacia la Torre de Londres (Entonces descubrí que si preguntas por la London´s Tower nadie sabe qué es, pero si preguntas por la Tower of London te entienden a la primera, en fín...). Es impresionante su tamaño visto desde fuera, ahí en medio de la ciudad; pero todavía no era el momento de entrar a verla, así que nos tuvimos que conformar con la exhibición que había fuera, con los ruidos de los arcabuces y los gritos de "God, King and Parlament!".
A escasos metros de la Torre de Londres está el archiconocido London Bridge. Tuvimos la mala pata de no poder verlo abierto (qué se le va a hacer si justo no pasa ningún barco en ese momento). Aún y todo no pierde ni un ápice de su impresionante aspecto.
A los pies del London Bridge y un poco escondido se pueden ver los embarcaderos St. Katherine´s Docks. Un puertecito para barcos muy clásicos, veleros cuidados que dan un aspecto de cuento a un muelle que encierra perlas como el "Dickens Inn". Una taberna de aspecto tan bonito como caro y que decidimos no visitar.
La siguiente escala en nuestro día era la catedral de Londres: St. Paul´s Cathedral. Para ello dimos un pequeño rodeo, primero cruzando el Támesis por el London Bridge y luego dando una vuelta por "La City": el distrito financiero de Londres y su corazón económico. Un barrio en el que dejas atrás las casas bajas y pequeñas para verte rodeado de edificios modernos, eso sí, entre medias siempre encuentras islas de edificios más clásicos como esta iglesia o el banco de Londres.
Cuando llegas a la St. Paul, te encuentras con una catedral grande, pero que se te queda un poco pequeña después de todo lo que has visto por la ciudad. Claro que, sin haber tenido la ocasión de entrar mi juicio se queda un poco cojo (o coincidís con una misa y sólo veis una parte, o está cerrada o te cobran un riñón por verla).
Aquí es donde me volví a cruzar con mis amigos los taxis. Si cruzas las calles por donde debes no hay ningún riesgo porque en todos los pasos de cebra tienes los famosos "Look left, look right". Pero cuando cruzas por donde no debes igual se te olvida, miras para donde no es y ni los gritos de mi hermano, ni los gritos de Tamara te libran de que un taxi te peine el culo. Así que con el corazón aún a mil pulsaciones por el susto nos fuimos a ver el Globe Theater, pequeño y entrañable teatro donde presentaba sus obras Shakespeare (otra nota sobre pronunciación, decid "seikspir", con la i después de la e. Si dices "sexpir" les entra la risa floja). Otro sitio, por cierto, en el que entrar de visita no es tán fácil si no vas a ver una obra que se represente allí.
Y después del Globe Theater fuimos a otro museo, que después de tantos cuadros en la National Gallery aún quedaban ganas para más. Eso sí, ahora se cambiaban los cuadros de Velázquez y Van Gogh por los de Picasso, Andy Warhol y cosas extrañas a las que algunos llaman arte.
Aquí termina el primer día del viaje. Cansados y machacados de andar tocaba volver hasta "Hosham". Así que mientras preparo las fotos del segundo día os dejo con dos fotos para que veáis el buen tiempo que hace sobre Londres en Junio.