miércoles, 7 de abril de 2010

Lloviendo sobre Segovia

Sábado 3 de Abril:

Hace años que no pisaba Segovia, y nunca había ido con afán de visitarlo a fondo, así que la ocasión parecía más que propicia. Pero siempre hay algo que se tiene que torcer y, a mitad de camino, pasado Guadarrama se puso a llover. “Bueno, quizás sean sólo unas gotas y pare de llover pronto”. Ingenuo de mí, cuando quieres que pare de llover nunca son unas gotas.

¡Vaya tormenta! Y yo todo contento con mi cámara resguardada del temporal. También podría sacarla y arriesgarme a mojarla a cambio de unas fotos grises y oscuras. ¡¡Qué equivocado estaba!!

De soportal en soportal, y aprovechando los claros en el cielo fui fotografiando todo lo que veía (tranquilos, sólo dejo algunas aquí, podéis ver más en mi flickr).

Obviamente no podíamos empezar por otro sitio que no fuese el Acueducto.

Una vez hechas las fotos de rigor nos dirigimos por las calles llenas de gente (al igual que en Toledo, no es la mejor opción ir en Semana Santa si quieres tranquilidad) hacia la Catedral y la Plaza Mayor. En ese trayecto, si no te das cuenta, te dejarás a un lado La Casa de los Picos, una mansión cuya fachada está repleta de salientes de granito.

Al fin aparecimos en la Plaza Mayor, presidida por su catedral del siglo XVI. Dicen que es de estilo Gótico Decadente, pero yo de eso no entiendo. Eso sí, la mezcla de la lluvia, los paraguas de la plaza y la catedral al fondo me dieron un par de postales que espero os gusten.

Espero poder verla por dentro la próxima vez que vaya

Siguiendo por las callejuelas, pasamos por la Iglesia de San Milán. Sé que se llama así porque me lo ha dicho Don Google, realmente al pasar por ella sólo creí que era una iglesia más que me estaba brindando una buena foto.

Casi al final del día llegamos al Alcázar. Las vistas desde arriba son geniales, y desde abajo me han dicho que también, pero no me dio tiempo a comprobarlo.

La verdad es que está muy bien mantenido, y parece de cuento de hadas. Se puede visitar por dentro, pero si llegas a las 18:55 y cierran a las 19:00 probablemente te den con la puerta en las narices.

Aquí es donde empezó a diluviar y luego a granizar, así que a guardar la cámara y volverse a Madrid. Sólo os comento que ahora soy un enamorado de estos días de lluvia. Ojalá la próxima vez que salga a hacer fotos vuelva a llover.

Y como despedida de Segovia os dejo a dos de mis acompañantes ese día, Álvaro y Tamara.

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